Yesterday, it was a pleasure attending at the tree workshop that Mohammad have made in my daughter’s school, called Adela Abrines, in Madrid, Spain. The destiny has made that our life meet Mohammad’s life. I believe life is a movement about give and receive, but he is making it with a very special art. He has told and question to the kids of five and six years old about the essential roll of the trees for all been alive.
And he has made it as their early level, with concise words, short and clear sentences: nest, apples, and shadow, hug the trees, clean the air, give water to the trees, and keep the garbage… Since the first visual contact, the kids had been fascinated because they have had an adventurer in front of them, they asked him about the scars and sun marks.
They asked many questions about the countries where he has visited, and he answered about the different food and fruits and animals of each one, and of course, his bicycled. At the end, altogether planted a grenade tree in the school garden and put a name: Mohammad. Altogether watered it. Modest and lovely, he owned the hearts of kids and teachers. We have passed a peaceful time of respect for the Nature and everybody. Thanks to Valentine director for leading this nice experience, thanks to everybody and to Mohammad.
Gloria Mora.
11 May 2013
En Spañol
L jaHe tenido el gusto de de estar presente en el taller que Mohammad ha ofrecido hoy en la escuela infantil Adela Abrines, a la que va mi hija. El destino ha hecho que este buen hombre se cruce en nuestras vidas. Siento la vida como un dar y recibir, pero Mohammad lo hace con una fluidez muy especial. Mohammad ha contado y preguntado a los niños de cinco y seis años sobre el imprescindible papel de los árboles para la vida de todos los seres vivos. Y lo ha hecho en su nivel, con intercambios de palabras concisas, con frases cortas y precisas: nidos, abrázalo, sombra, manzanas, limpian el aire, dar de beber al árbol, guardar la basura.
Desde el primer contacto visual, los niños se sintieron fascinados porque les ha visitado todo un aventurero, con sus cicatrices y marcas de bronceado al sol. Le invadieron a preguntas sobre los países que ha visitado, y él les habló de las diferentes comidas y frutas que ha comido y de los diferentes animales que ha visto,y por supuesto de su inseparable bicicleta.
Para finalizar, entre todos plantaron un granado en el jardín de la escuela y le pusieron de nombre Mohammad. Y entre todos lo regaron.
Humilde y amoroso se ganó la amistad de todos los niños y niñas y de todas las maestras. Nos vimos envueltos en un clímax de paz, de respeto hacia todos y hacia la Naturaleza.
Gracias a Valentina, la directora, por permitir esta experiencia, gracias a todas y a todos, especialmente a nuestro amigo, Mohammad.